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Para crear alguna bella metáfora que traspase todas las dimensiones posibles de un alma humana. Qué si no lo hago, ¿pensarás que mi prosa ha vuelto a decaer entre los bajos perfiles? ¿Donde esas líricas son sólo una más del barril donde se mezclan letras hechas papel usado? Provengo de ahí, lo siento. No es tanto lo que puedo entregar, pero es demasiado lo que quisiera. Pues… después de todo, todos caemos alguna vez y volvemos a empezar de cero para corregir el error que causa un sueño infinito.
Yo empiezo cuando estoy en ese lapsus de adolescencia, ‘‘equivocación cometida por descuido’’ entre espuma y ceniza mentolada, pasandolo la ''raja'' aunque no sea tan la ''raja'' como el significado de la palabra misma.
Aquí parte toda la verdad. Donde sólo puedo hallarte como un venado perdido en el bosque gritando al viento, a algún oído que sin oír, entienda que, lo que fluye por tus venas no es sólo glóbulos blancos o rojos, es más que una simple ilusión mía… (Yo te escucho, no lo has notado pero lo hago tanto, que funsiono como una grabadora vieja procesando y guardando todo sonido, tu sonido propio)
Porque tu también tienes tus ilusiones aunque sé que yo no estoy registrada como parte de la escala de grises en tus colores.
Esperas con el reloj en sentido contrario eso que hace falta en tu paladar, eso que no es palpable, eso que va más allá de lo que pueda percibir una pupila en tensión.
Son imágenes multiplicándose por sí mismas con copias dobles de tu rostro, graficándose mal o quizás dibujando en ella todo lo que podría eludir yo en una sola noche de insomnio.
Estoy mirandote fijo y corriendo la mirada cuando me encuentras, como si verte quisiera en mi reflejo tu pintura brillando en mis pupilas, tu antojo.
Quedo fuera del entorno, frágil a mis propias llamas, estoy intentando recordarte sin haber visto antes tu nombre escrito en mi memoria
Dime si tan sólo es un mal juego, yo no lo creo… Créeme,
¿Haz dicho algo?.
